Tres testigos, tres miradas...
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Domingo de Pascua, 20 de abril de 2025
El evangelio de hoy nos presenta a tres personas que buscan a Jesús y se ponen en camino para encontrarlo. Tres testigos, tres miradas y una misma búsqueda.
María Magdalena se queda en ver la piedra corrida del sepulcro, Pedro entra y ve y el otro discípulo ve y cree como una primera reacción ante el sepulcro vacío. Luego vendrán los encuentros con Jesús que irán haciendo comprender lo que significa que Jesús está vivo y presente en medio nuestro.
El otro discípulo “vio y creyó”
Creemos en la resurrección porque creemos en la vida. Creer en la resurrección es apostar por la vida frente a la muerte y a los sistemas que recurren a la muerte como solución a muchos problemas.
En esta apuesta nos hemos comprometido con la vida, como don, para hacerla posible, para favorecerla en todos y en todo, para defenderla en todos los niveles, para colmarla de sentido, para humanizarla, hasta descubrir en ella y por ella al verdadero dador de la vida: Jesús Resucitado.
Cada uno de nosotros está en ese “otro discípulo que ve y cree”
El encuentro con Jesús es la clave para ver y creer. Estar junto a Jesús en el amor, la entrega y el servicio.
No se trata de teorías, sino de un modo de estar en la vida. Cuando estamos en la vida al modo de Jesús, somos capaces de descubrir su presencia resucitada y esucitadora en tantas personas y en tantos lugares de este mundo donde nuestra fe se fortalece, nuestra esperanza nos conforta y nuestra entrega se hace generosa y gratuita.
El desconcierto y la confusión de María es símbolo de nuestro desconcierto y confusión en estos momentos de increencia. También nosotros nos preguntamos: ¿Qué pasa hoy en nuestro mundo? ¿Qué sucede en nuestra Iglesia? ¿Dónde podemos encontrar a Dios? ¿Qué significa tener experiencia de Jesús resucitado?
La Pascua es descubrir por dentro que Jesús vive, es tener la vivencia de la cercanía de Jesús resucitado. En los momentos más oscuros, cuando la esperanza parece desaparecer, es precisamente entonces cuando Jesús resucitado nos ofrece una luz en la penumbra. Es en la persistencia de la búsqueda donde podemos encontrar las respuestas más profundas y significativas a esas preguntas.
Al igual que Pedro y el otro discípulo corrieron juntos hacia el sepulcro, nosotros también avanzamos mejor cuando lo hacemos junto a otros construyendo fraternidad, compartiendo nuestras dudas, temores y alegrías, porque de esta manera vivimos el espíritu de familia y los demás se convierten en fuente inagotable de fuerza y apoyo.
Es el amor pascual el que nos motiva a buscar, a correr hacia el otro, y a creer contra toda esperanza. Este amor, reflejado en la preocupación y la búsqueda de María Magdalena, Pedro y el otro discípulo, nos impulsa a actuar con compasión y empatía hacia los demás.
Que esta Pascua nos impulse a abrazar la vida, buscando caminos de cercanía con nuestros hermanos y nos anime a seguir siendo testigos alegres de Jesús resucitado.
¡Felices Pascuas!
Hno. Edgardo Bruzzoni
Animador Provincial