La Magdalena es una figura entrañable en el camino de Jesús y un arquetipo de la búsqueda apasionada de la persona que la cautiva y le devuelve el sentido de la vida. Desde el primer encuentro con Jesús queda atrapada por esa experiencia y no largará su empresa hasta encontrarle. Tanto es así que en un momento delicado de la vida de Jesús, cuando tiene que afrontar la muerte, ella está ahí con su delicadeza, su ternura, su apoyo y el perfume que inundará el mundo. Poco hemos reparado en este gesto en el momento en que Jesús humanamente más precisaba de la compañía y el cariño. Es el empujón hacia la Resurrección pero, empujón para pasar el trago de la muerte. Ahí está y estuvo la Magdalena con su gesto y su perfume que recorrerá la historia toda de la humanidad.
Principio de todo proceso es la pasión que busca la verdad, el amor, la paz, la alegría. Y la pasión puede tomar rumbos muy distintos y caer en la confusión y el sinsentido pero si se mantiene la pasión por la búsqueda puede revertirse la situación. Hermoso texto y hermoso gesto de esta mujer despreciada, relegada y puesta bajo sospecha. Con este gesto de derramar el perfume más caro y enjugar los pies de Jesús le da el empujón hacia la Pascua y nos regala también esta esperanza. Gesto profundamente significativo por el momento que está viviendo el Señor y por el contexto en que se da a seis días de la celebración de la Pascua, de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. Tener a alguien en ese momento que te susurra que lo que vas a sumir es vida para la humanidad, es reconfortante para asumir los miedos y las dudas.
Esta mujer, de la que había expulsado siete demonios, la que todo el mundo conocía como la prostituta del pueblo, la que era aborrecida por todos y acusada es la que busca con pasión al hombre que le ha devuelto el sentido de la vida y la ilusión por vivir. Le ha hecho conocer el verdadero amor. Esta mujer, con su intuición y su amor por Jesús, capta como nadie el momento interior que está viviendo el Señor, el drama que está en su corazón, la decisión que tiene que tomar y lo que está en juego para la humanidad.
Es entonces que sabe acercarse con algo que ella aprecia sobre manera para decirle al Señor que Él es lo fundamental, que se arme de coraje, que se anime a ir y a realizar lo que tiene que hacer. Sabe fundamentalmente acompañar, estar, animar, amar, ofrecer cariño en el momento que más lo necesita. El perfume es el signo extraordinario de todo esto y de lo que implicará su decisión para la humanidad: un regalo de vida nueva, una esperanza de vida plena y futura, un salto de calidad humana, una transformación de todo nuestro cuerpo, entrar en el mundo de lo eterno y de lo divino, en definitiva la certeza de la compañía de Dios.
Gracias María Magdalena por esta intuición y este gesto que solamente puede venir de quien busca apasionadamente y quizás sin claridad al autor de la Vida. Sólo puede venir de quien se siente pobre, rechazada, pecadora pero apasionada en la búsqueda. No es casualidad que a quien elige el Señor para divulgar la noticia de su resurrección, sea esta mujer a la única que se le aparece a solas, a la que llama por su nombre a solas; después se aparece siempre a un grupo.
No es casualidad que Jesús elija a quien está dolida, triste, llorosa y preocupada, a quien tiene fuego en el corazón y se enloquece porque se han llevado a su Señor, a su amor. Ella está triste y preocupada, los apóstoles están con miedo. Ella sale temprano a la búsqueda, ellos se encierran en el cenáculo por miedo a los judíos. Jesús no podía elegir en medio del miedo, elige la pasión, el afecto y el cariño para poder anunciar su resurrección. Elige a la misma mujer que le había sostenido y amado cuando también Él sintió miedo y desconcierto ante la decisión y pocos se daban cuenta de lo que había en juego, quizás nadie más que esta mujer y la madre de Jesús.
Hno. Aurelio, Pascua de 2017
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