Roma, 5 de noviembre 2016
“Cualquiera que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también ante mi Padre que está en los cielos” (Mt 10,32).
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Un año más la celebración de la fiesta del Venerable Hermano Gabriel nos ofrece la oportunidad de renovar nuestra acción de gracias al Padre por el carisma heredado y de reforzar nuestra pertenencia a la obra evangelizadora del Instituto. La presencia del carisma Sa-Fa hoy sigue siendo un motivo de gratitud y al mismo tiempo un desafío para los que nos sentimos herederos de su espiritualidad y de su misión. Así pues, celebrar el aniversario de la muerte del Hermano Gabriel nos invita a considerar que su obra va más allá de los Hermanos de la Congregación y que hoy muchas personas lo consideran guía para los educadores y catequistas.
Celebrar su fiesta nos plantea también la pregunta de cómo ser fieles seguidores del Hermano Gabriel en un mundo en el que la indiferencia religiosa se va haciendo notar más cada día. Ciertamente no estamos llamados a repetir su experiencia o a hacer sus mismas obras, pero sí a buscar expresiones nuevas a su carisma para dar respuestas actuales a las necesidades de los hombres de hoy, en especial, ante la situación de indiferencia religiosa y la falta de humanidad que vivimos en muchas de nuestras sociedades.
El Hermano Gabriel también fue un hombre marcado por las consecuencias antirreligiosas de la Revolución Francesa, y quiso colaborar en el impulso restaurador con el que la Iglesia de Francia se abría a una nueva organización y al despertar de nuevos proyectos misioneros. En este ambiente hemos de entender el proyecto de fundación del Venerable Hermano Gabriel. Fueron aquellos tiempos y sus signos los que llevaron al Fundador a poner en práctica determinadas acciones a la luz del Evangelio.
Hoy igual que en tiempos del Venerable Hermano Gabriel asistimos a una secularización intencionadamente dirigida, marcada por la indiferencia religiosa, por un rechazo abierto a la fe cristiana y por la marginación de la Iglesia. En este contexto de increencia estamos obligados a traer a la memoria la vida y los hechos del Venerable Hermano Gabriel y a inspirarnos en su capacidad de reacción ante la situación que le tocó vivir. Recordar al Venerable Hermano Gabriel nos invita a releer su época y las respuestas que motivaron su vida cristiana.
En una sociedad de creciente estado de secularización, la celebración de la fiesta del Venerable Hermano Gabriel nos puede ayudar este año a todos los miembros de la Familia Sa-Fa a:
Lo expuesto anteriormente debe estimular nuestra reflexión para ofrecer el testimonio de nuestra fe en un mundo secularizado. Crear comunidades de fe animadas por el carisma Sa-Fa puede ser la semilla de un futuro cristiano en esta cultura de increencia. No importa que seamos pocos, también al principio la fe cristiana fue minoritaria. Lo importante es que vivamos el Evangelio con todas las exigencias del Espíritu.
Una cita de la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium (134) nos recuerda que “las escuelas católicas, que intentan siempre conjugar la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio, constituyen un aporte muy valioso a la evangelización de la cultura, aun en los países y ciudades donde una situación adversa nos estimule a usar nuestra creatividad para encontrar los caminos adecuados”.
Con esta invitación de la Iglesia, a ejemplo del Venerable Hermano Gabriel, busquemos las fórmulas más adecuadas para acentuar una pastoral en estado de misión caracterizada por la acogida, el diálogo, la credibilidad, la misericordia y la presencia significativa. En definitiva, una pastoral de acompañamiento personal y comunitario. A dar este testimonio de fe personal y comunitario de la Familia Sa-Fa nos invita la celebración de la fiesta del Venerable Hermano Gabriel de este año.
Feliz fiesta.
H. Juan Andrés Martos Moro, SG